A una
terapia se acude siempre en busca de ayuda. La situación emocional de
independencia con que se llega vuelve vulnerable a la persona que se pone en
manos de un terapeuta. Por eso, es tan importante el rigor en la elección del
enfoque y del profesional.
En las
psicoterapias, cada tratamiento es distinto aunque sea evado por la misma
persona, porque el proceso cuantitativo lo tiene que hacer el propio afectado.
Por algo Jung solía decir: "Ni yo ni nadie puede responder a sus
preguntas, pero dentro de Ud. ay un anciano con más de 200 años, y este sí que
sabe. Hable con él".
Se refería,
por un lado, al inconsciente colectivo, pero por otro, al hecho de que la clave
a las preguntas y respuestas está en el interior de cada persona.
Las terapias
son una arma fundamental para la vida de hoy en día. Poco a poco los mitos de
que quien se acerca a un terapeuta es un loco van pasando. Todo aquel que desea
saber lo que pasa por su interior, porque se siente indefenso frente al mundo,
o porque sus angustias lo abruman, puede recurrir a un psicoterapeuta.
Hay tantas
posibilidades para tratar los males psicológicos que constituyen un amplísimo campo, abierto además a nuevas propuestas. Sólo hace falta que haya un clima de
confianza, tanto en el proceso como en los que allí invierten sus energías.
Por ejemplo:
Un estudiante de 18 años acudió a una terapia porque estudiaba con normalidad,
tenía una inteligencia buena y, sin embargo, nunca lograba obtener buenas
calificaciones.
En fin, a pesar de las muchas reservas que se puedan tener, todavía se puede afirmar que la terapia es eficaz, es mejor una terapia que nada. Su eficacia depende de las personas, del problema y de otras circunstancias.
Buena informacion
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